Mi vida social se ha visto peligrosísimamente afectada desde que cerré mi cuenta en Facebook hace un mes.
El hecho de que el 85% de mis amigos sean unos jodidos adictos a la red de redes (como lo era yo, las cosas como son) hace que me encuentre totalmente aislado. Todos los planes se hacen por Facebook: invitaciones a cumpleaños, tomar unas cañas, ir a un concierto, salir por la noche para beber hasta vomitar, comentar las noticias más cutres del 20minutos, tirar papel higiénico empapado en ketchup desde un ático... Y claro, yo me veo automáticamente excluído de esas cosas tan divertidas.
No es que no me quieran. Me consta que me quieren. Y mucho. Es la inercia la que me aisla por completo. Es más sencillo crear un evento en facebook o un mensaje en cadena que ir mandando "esemeeses" uno a uno. Y hotmail... bah, ya nadie manda emails, ni que estuviéramos en el año 2008 ó 2009... Si no me creéis, decidme: ¿Hace cuánto que no recibís uno de esos odiosos mails que contienen un power point de paisajes y planos de la tierra desde el espacio con música de Pachelbel y frases de Paulo Coelho?
Lo dicho, ya ni siquiera se usa para fines asquerosos.
El caso es que me siento solo. Muy solo.
Tanto, que hace unos días fui al supermercado, compré un melón y una vez en casa, le he pintado unos ojos, una nariz y una boca. Ahora siento que al menos me queda un amigo. Se llama Ramón.
A Ramón y a mí nos gusta hablar de todo un poco: política, cine, deportes, mujeres, música, dilatación anal, etc...
Se podría decir que Ramón es un melón intelectual. Pero en el buen sentido de la palabra. No es intelectual del tipo petulante izquierdoso y "Hey mira lo progre que soy, voto al PCE y llevo chaquetas de pana con coderas. ¡Viva Joaquín Sabina!" PUES NO. Es más, Ramón siempre insiste en que es un fan acérrimo del capitalismo más exacerbado ya que le ha propiciado muchas más alegrías que el comunismo.
"La Coca-Cola me gusta mil veces más que la familia Bardem" dice a menudo.
Yo asiento con la sonrisa bobalicona de un bebé, pues me parece un razonamiento bastante ingenioso para venir de una esfera verde de unos 3 kilos.
Eso sí, jamás hablamos de religión. Ramón dice que es de mala educación ya que nunca sabes a qué fruta podrías llegar a ofender.
"¿¿Ves esta cicatriz de aquí?? Un grupo de lichis me pegaron una paliza en un bar por contar un chiste sobre Confucio"
Yo vuelvo a asentir sonriendo, aunque no me lo crea del todo. Como esas historias de combate durante la Guerra Civil que cuentan los abuelos aunque tuvieran 7 años cuando se inició el conflicto.
El caso es que es un intelectual y un melón muy interesante. Ayer mismo, discutíamos a lo bestia sobre Dostoievski. Realmente no nos hemos leído nada de él (ni tenemos ganas) así que nuestra charla no tenía nada que ver con su obra. Era más bien una discusión de tintes fonéticos. El dice que su nombre se pronuncia "IE", y yo le he dicho que es con un sonido más fuerte, "YE", como cuando dices Yeray.
Cinco minutos después hablábamos de actrices porno y de que cuando comes cebolla pocha los pedos huelen a cadaver.
Quiero a Ramón, no lo puedo evitar.
No se quería de mi vida sin él.
Adiós.
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En realidad no es para tanto, mis mejores amigos me quieren mucho y me llaman siempre y sigo contento inyectándome mi nueva droga: TWITTER. Una página en la que si pones cosas como:
"Steve Jobbs dejó a su mujer embarazada porque follaron APPLE-O"
"Una sitcom sobre los crímenes del franquismo: Fosas de casa" te van saliendo nuevos seguidores.
Al fin he dado con un paraiso en el que se valora un poco mi humor de corte mongol y gilipollas, o de LOWCOST como dice RAFA GIL. No me puedo quejar.
El hecho de que el 85% de mis amigos sean unos jodidos adictos a la red de redes (como lo era yo, las cosas como son) hace que me encuentre totalmente aislado. Todos los planes se hacen por Facebook: invitaciones a cumpleaños, tomar unas cañas, ir a un concierto, salir por la noche para beber hasta vomitar, comentar las noticias más cutres del 20minutos, tirar papel higiénico empapado en ketchup desde un ático... Y claro, yo me veo automáticamente excluído de esas cosas tan divertidas.
No es que no me quieran. Me consta que me quieren. Y mucho. Es la inercia la que me aisla por completo. Es más sencillo crear un evento en facebook o un mensaje en cadena que ir mandando "esemeeses" uno a uno. Y hotmail... bah, ya nadie manda emails, ni que estuviéramos en el año 2008 ó 2009... Si no me creéis, decidme: ¿Hace cuánto que no recibís uno de esos odiosos mails que contienen un power point de paisajes y planos de la tierra desde el espacio con música de Pachelbel y frases de Paulo Coelho?
Lo dicho, ya ni siquiera se usa para fines asquerosos.
El caso es que me siento solo. Muy solo.
Tanto, que hace unos días fui al supermercado, compré un melón y una vez en casa, le he pintado unos ojos, una nariz y una boca. Ahora siento que al menos me queda un amigo. Se llama Ramón.
A Ramón y a mí nos gusta hablar de todo un poco: política, cine, deportes, mujeres, música, dilatación anal, etc...
Se podría decir que Ramón es un melón intelectual. Pero en el buen sentido de la palabra. No es intelectual del tipo petulante izquierdoso y "Hey mira lo progre que soy, voto al PCE y llevo chaquetas de pana con coderas. ¡Viva Joaquín Sabina!" PUES NO. Es más, Ramón siempre insiste en que es un fan acérrimo del capitalismo más exacerbado ya que le ha propiciado muchas más alegrías que el comunismo.
"La Coca-Cola me gusta mil veces más que la familia Bardem" dice a menudo.
Yo asiento con la sonrisa bobalicona de un bebé, pues me parece un razonamiento bastante ingenioso para venir de una esfera verde de unos 3 kilos.
Eso sí, jamás hablamos de religión. Ramón dice que es de mala educación ya que nunca sabes a qué fruta podrías llegar a ofender.
"¿¿Ves esta cicatriz de aquí?? Un grupo de lichis me pegaron una paliza en un bar por contar un chiste sobre Confucio"
Yo vuelvo a asentir sonriendo, aunque no me lo crea del todo. Como esas historias de combate durante la Guerra Civil que cuentan los abuelos aunque tuvieran 7 años cuando se inició el conflicto.
El caso es que es un intelectual y un melón muy interesante. Ayer mismo, discutíamos a lo bestia sobre Dostoievski. Realmente no nos hemos leído nada de él (ni tenemos ganas) así que nuestra charla no tenía nada que ver con su obra. Era más bien una discusión de tintes fonéticos. El dice que su nombre se pronuncia "IE", y yo le he dicho que es con un sonido más fuerte, "YE", como cuando dices Yeray.
Cinco minutos después hablábamos de actrices porno y de que cuando comes cebolla pocha los pedos huelen a cadaver.
Quiero a Ramón, no lo puedo evitar.
No se quería de mi vida sin él.
Adiós.
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En realidad no es para tanto, mis mejores amigos me quieren mucho y me llaman siempre y sigo contento inyectándome mi nueva droga: TWITTER. Una página en la que si pones cosas como:
"Steve Jobbs dejó a su mujer embarazada porque follaron APPLE-O"
"Una sitcom sobre los crímenes del franquismo: Fosas de casa" te van saliendo nuevos seguidores.
Al fin he dado con un paraiso en el que se valora un poco mi humor de corte mongol y gilipollas, o de LOWCOST como dice RAFA GIL. No me puedo quejar.
Por cierto, gracias a twitter he encontrado la mejor página de humor del mundo:
La primera vez que me metí recuerdo que automáticamente empezó a arder el diccionario que está situado en la estantería del fondo en mi habitación. Fue una combustión espontánea con ecos satánicos. Una especie de seria advertencia.
"Atención, está usted entrando en las antípodas de la RAE, un sitio que alterará para siempre su percepción del lenguaje. Aquí no hay patadas al diccionario, eso se queda corto: Aquí se comete a diario un genocidio contra todas las letras. Es una sodomización del alfabeto en toda regla. Buena suerte"
Cubrid vuestros libros con una manta ignifuga y entrad, merece la pena.
Feliz fin de semana.
Yo me voy ya, que Ramón y yo vamos a un cumpleaños.
"Atención, está usted entrando en las antípodas de la RAE, un sitio que alterará para siempre su percepción del lenguaje. Aquí no hay patadas al diccionario, eso se queda corto: Aquí se comete a diario un genocidio contra todas las letras. Es una sodomización del alfabeto en toda regla. Buena suerte"
Cubrid vuestros libros con una manta ignifuga y entrad, merece la pena.
Feliz fin de semana.
Yo me voy ya, que Ramón y yo vamos a un cumpleaños.